El jazz y la música brasileña son dos de las pasiones compartidas por estas dos mujeres sobradas de talento, personalidad y arrojo para hacer propio cualquier estilo: la norteamericana Melody Gardot y la catalana Rita Payés. Solo les separa la edad, cuarenta frente a veinticinco años.
Tiene las hechuras de las grandes damas actuales del jazz, e incluso mayor arrojo en escena que algunas de ellas. Hace tiempo que Melody Gardot demanda que se la cite junto a nombres tan reverenciados como los de Madeleine Peyroux o Diana Krall. La norteamericana es, a sus 40 años, no solo una front woman con carisma y credibilidad, que se maneja estupendamente sobre cualquier escenario al piano y a la guitarra acústica, sino también una artista que sabe desenvolverse a la perfección entre aromas de jazz, funk, rhythm and blues o música brasileña, y además irradia un carisma fuera de lo común, quizá reforzado por aquel accidente que sufrió mientras montaba en bicicleta con 19 años y le restó movilidad. Cuestión de carácter. Y de saber sobreponerse. Su último y sexto álbum es “Entre eux deux” (2022), el fruto (grabado en París) de su alianza con el pianista brasileño Philippe Powell, en el que abordan juntos diez torch songs atemporales. Puro sentimiento y elegancia en 43 minutos.
La catalana Rita Payés nos regaló con “Como la piel” (2021) un embriagador tratado de jazz, bolero y bossa nova, vehiculado en castellano, catalán y portugués. Lo pulió junto a su madre, la guitarrista Elisabeth Roma. Era la confirmación del talento de una veinteañera cuyas canciones rezuman duende, honestidad, clase y pasión. Una artista que debería acabar jugando en la misma liga que Sílvia Pérez Cruz, Rocío Márquez, Maria Arnal o Andrea Motis, por citar solo a cuatro mujeres que trazan un recorrido similar por algunos de los palos más venerables de nuestra música popular. Trombonista dotada para el jazz, ha acabado demostrando que su abanico de intereses es mucho más amplio, y que los elogios que le dedicó C. Tangana (confesó que su música le influyó para componer “Comerte entera”) estaban más que justificados. Su último álbum, “De Camino al Camino” (2024), es su primera publicación exclusivamente compuesta de composiciones propias, amalgama de estilos e influencias personales.